Epiglotitis
¿Qué es la epiglotitis?
La epiglotitis es una infección bacteriana o viral aguda que produce la hinchazón e inflamación de la epiglotis. La epiglotis es una estructura de cartílago elástica que se encuentra en la base de la lengua y que evita que los alimentos ingresen en el conducto de aire (tráquea) al tragar. La epiglotitis genera problemas respiratorios y progresa rápidamente. Si no se trata, puede ser peligrosa ya que la inflamación no permite la entrada y salida de aire a los pulmones.
¿Cuál es la causa de la epiglotitis?
La causa principal de la epiglotitis es una infección bacteriana que se puede propagar a través de las vías respiratorias superiores. La bacteria generalmente es el Haemophilus influenzae tipo B (HIB). Otra bacteria que puede causar la epiglotitis es el estreptococo betahemolítico del grupo A. La razón por la cual algunos niños desarrollan la enfermedad y otros no aún no se determina. Se recomienda administrar una vacuna para prevenir la epiglotitis a todos los niños a partir de los 2 meses de vida.
¿Cuáles son los síntomas de la epiglotitis?
A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de la epiglotitis. Sin embargo, cada niño puede experimentar los síntomas de manera diferente. Algunos niños comienzan con síntomas de una infección en las vías respiratorias superiores.
Los síntomas pueden incluir:
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rápida aparición de dolor de garganta agudo;
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fiebre;
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salivación;
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dificultad para tragar;
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voz apagada;
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ausencia de tos;
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cianosis (piel color azul);
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y estridor (sonido agudo que puede oírse fácilmente cuando el niño inhala).
A medida que la enfermedad empeora, pueden aparecer los siguientes síntomas:
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dificultad para respirar;
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incapacidad de hablar;
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el niño se sienta inclinado hacia adelante;
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el niño mantiene la boca abierta;
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y el niño está angustiado o ansioso.
¿Cómo se diagnostica la epiglotitis?
La epiglotitis es una emergencia. La principal preocupación cuando se sospecha de la enfermedad es asegurarse de que el niño pueda respirar. Es probable que el niño sea hospitalizado para poder manejar la respiración. Una vez que se estabiliza la respiración, el médico visualizará las vías respiratorias. Generalmente esto es suficiente para confirmar la epiglotitis. En algunos casos, se puede realizar una laringoscopía o radiografía.
No intente examinar la garganta de su hijo en casa. Esto puede provocar más inflamación, lo que puede obstruir por completo las vías respiratorias.
¿Cómo se trata la epiglotitis?
El tratamiento para la epiglotitis requiere atención médica de emergencia para evitar la oclusión total de las vías respiratorias. La epiglotitis progresa rápidamente. Se le colocará al niño un tubo de respiración de inmediato y se le examinarán atentamente las vías respiratorias. De ser necesario, se lo asistirá con máquinas.
Se iniciará inmediatamente una terapia con antibióticos por vía intravenosa. Esto ayudará a tratar la infección bacteriana. El tratamiento también puede incluir:
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medicamentos esteroides (para reducir la inflamación de las vías respiratorias);
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y líquidos por vía intravenosa, hasta que el niño pueda tragar nuevamente.
La calidad de la recuperación del niño se relaciona con la rapidez con la que se comience el tratamiento de la enfermedad en el centro médico. La enfermedad detiene su avance 24 horas después de que el niño se encuentra controlado, sus vías respiratorias seguras y se inicia el suministro de antibióticos. La recuperación completa lleva más tiempo y depende del estado de cada niño.
¿Se puede prevenir la epiglotitis?
Como se menciona anteriormente, la epiglotitis causada por la bacteria HIB puede evitarse aplicando las vacunas a partir de los 2 meses de vida. La epiglotitis causada por otros organismos no puede prevenirse, pero es mucho menos frecuente.
Para ayudar a prevenirla, el CDC recomienda a los niños recibir de 3 a 4 dosis de la vacuna HIB. Las dosis principales se administran a los niños de 2, 4 y 6 meses de edad, según la marca utilizada en el consultorio del médico. Se administra una dosis de refuerzo entre los 12 y 15 meses de edad.
La vacuna HIB protege contra esta bacteria; por lo tanto, disminuye el riesgo de contraer la enfermedad.
Si a un niño se le diagnostica epiglotitis, la familia del niño y las personas que estuvieron en contacto directo con él son, por lo general, tratados con un medicamento llamado Rifampicina, para evitar el contagio de la enfermedad en aquellos que hayan podido estar expuestos.